Colombia se ha convertido en uno de los destinos turísticos más dinámicos y pujantes de Latinoamérica con una oferta basada en la naturaleza y la cultura en la que cada vez tiene más peso el ocio nocturno.
La importancia del ocio nocturno, especialmente cuando se asocia al sector turístico, es un fenómeno global que incide especialmente en las grandes ciudades y en las capitales de aquellos países con una industria turística potente.
Así lo evidencia el informe “Ocio nocturno a nivel global, un fenómeno de dinamización económica” realizado por Ostelea, School of Tourism & Hospitality de la mano de Raúl Travé Molero, investigador y Dr. Pablo Díaz Rodríguez, investigador y autor de libros como “Tourism as a Challenge” y “Tourism as a Tool of Development”, y que fue coordinado por María del Pilar Leal, Directora del Centro de Investigación, Divulgación e Innovación Turística de Ostelea (Iditur). El estudio se centró en Colombia, Perú y España.
El informe destaca que Colombia se ha convertido en uno de los destinos turísticos más dinámicos y pujantes de Latinoamérica con una oferta basada en la naturaleza y la cultura en la que cada vez tiene más peso el ocio nocturno. Según datos del censo bianual de Servinformación, entre 2013 y 2016 el número de bares, tabernas y discotecas creció un 29% en Colombia.
Según cálculos de Expobar 2018, la feria de ocio nocturno más grande del país, la industria nocturna colombiana mueve alrededor de 3 billones de pesos al año (unos 868 millones de euros). Sólo en Bogotá el sector genera unos 34.000 empleos directos, a los que hay que sumar otros 30.000 durante los fines de semana.
La fuerza del sector queda patente en el análisis de un evento de calibre mundial como la Copa América celebrada en Colombia en 2016. Los cálculos de Asobares arrojan una facturación media diaria total de 1.400 millones de pesos (unos 4.000 euros) durante el campeonato incluyendo incrementos del 40% en la facturación de los sábados.