Paraguay y el encanto jesuita

A la vera del Río Paraná se encuentra una perla al aire libre que permanece de pie pese al paso de los años. Se trata de las misiones jesuíticas de Jesús y Trinidad, muy cercanas a la frontera con Argentina.

Desde todas partes del mundo los turistas se acercan para recorrer cada pedazo de historia viva desde los siglos XVII y XVIII, al compás de la música italiana de Doménico Zipoli en composé con el juego de luces que ambientan la zona de la mejor manera para gratitud de todos los sentidos.
La llegada a este sitio, nicho donde se buscó la creación de la sociedad perfecta, resulta extenso. Parte desde Asunción, capital paraguaya a la cuál te acerca Copa Airlines al mejor precio del mercado. Luego se deberá atravesar casi 250 kilómetros hacia al sur para acceder a San Juan Bautista, San Ignacio, Santa María de Fe, Santiago, San Cosme y Damián, puerta de acceso a la tan ansiada Jesús y Trinidad el objeto de esta nota.

Según el portavoz de la Secretaría Nacional de Turismo, Néstor Noguera, unos 50.000 extranjeros visitaron Paraguay en Semana Santa de 2017. Este año se esperan muchos más, especialmente argentinos favorecidos por los precios y el tipo de cambio, sumado a las ofertas en tiquetes aereos que completan el combo para que solo sea cuestión de animarse.

Los jesuitas fundaron 30 pueblos que abarcan además territorios pertenecientes a Brasil, Bolivia, Argentina y Uruguay. Fue allí, donde los eruditos europeos, intelectuales y religiosos entrenaron y adoctrinaron a los indígenas en el arte y la ciencia durante 150 años hasta que los clérigos fueron expulsados por la Corona en 1769.